Cáncer de Tiroides: Cuáles son las principales señales de alerta

Cáncer de Tiroides: Cuáles son las principales señales de alerta

El Día Mundial del Cáncer de Tiroides se conmemora el 24 de septiembre de cada año. El principal motivo de esta fecha es dar a conocer un poco más de esta enfermedad, que representa uno de los padecimientos más frecuentes en las mujeres y que requiere un diagnóstico oportuno. De hecho, se calcula que la mujer corre un riesgo tres veces mayor comparado a los hombres y esto está estrechamente vinculado a los cambios hormonales que sufre durante toda su vida.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente unos 750 millones de personas padecen alguna patología tiroidea, de las cuales un 60% lo desconoce. Son múltiples las afecciones que puede ocasionar el funcionamiento inadecuado de la glándula tiroides. Por eso, la Dra. Nora Antelo, médica Endocrinóloga de DIM CENTROS DE SALUD explica más sobre los principales síntomas de alerta y el tratamiento a seguir.

¿Qué es la tiroides?
La glándula tiroides es un órgano pequeño que está ubicado en la parte frontal del cuello, envuelto alrededor de la tráquea. Tiene forma de mariposa, más pequeña en el medio con dos alas anchas que se extienden alrededor del costado de la garganta. Cuando no funciona correctamente, puede afectar todo su cuerpo.

La tiroides crea y produce hormonas – T3 y T4 – éstas actúan sobre todas las células del organismo para estimular la tasa metabólica. Cuando esta glándula produce demasiado o muy poco de estas hormonas, se denomina enfermedad de la tiroides. Hay varios tipos diferentes de trastornos, incluidos el hipertiroidismo, el hipotiroidismo, la tiroiditis, la tiroiditis de Hashimoto, y el cáncer de tiroides, que se caracteriza por la presencia de distintos tipos de carcinomas o tumores malignos.

¿Cuáles son las recomendaciones más frecuentes para restaurar la función tiroidea y minimizar los síntomas?
Una combinación de los nutrientes y medicamentos correctos puede ayudar a restaurar la función tiroidea y minimizar los síntomas.

Pero además se debe prestar atención a algunos aspectos, como tratar de evitar alimentos altamente procesados, los azúcares y bebidas como el café o alcohol, ya que pueden irritar la glándula tiroidea. En su lugar, consumir alimentos ricos en yodo y selenio como huevos, carnes magras, pescados, frutas y verduras ricas en antioxidantes como arándanos, pimientos y tomates; granos y semillas como arroz, quinua, chía y lino; agua y otras bebidas sin cafeína.

También el ejercicio cumple un rol clave ya que aumenta el metabolismo, mejora las funciones de la tiroides y alivia los síntomas de los trastornos. El ejercicio de bajo impacto es especialmente beneficioso para las personas con la enfermedad o que corren el riesgo de padecerla.

No olvidar tratar de dormir 8 horas diarias para ayudar a que la tiroides funcione de manera efectiva.

¿Cuáles son los principales síntomas del cáncer de tiroides?
Los síntomas que orientan a pensar en un cáncer de tiroides son la presencia de un nódulo en la región cervical con crecimiento acelerado, síntomas compresivos, disfonía de rápido instalación y adenopatías iniciales. Es de vital importancia que las personas puedan llegar al diagnóstico en el menor tiempo posible y, en caso de presentar algún tipo de anomalía, ser debidamente tratadas.

En tal sentido, se debe tener en cuenta que pueden existir ciertos factores de riesgo como la edad del paciente, el sexo, exposición a las radiaciones, antecedentes familiares y algunos factores externos como son la mala alimentación, el cigarrillo, el alcohol, las drogas y el uso de ciertos fármacos.

El cáncer de tiroides involucra compromiso ganglionar en un 20 a 50%, aún cuando el tamaño del tumor es pequeño e intratiroideo, por lo cual es fundamental una correcta ecografía preoperatoria para la identificación de los mismos.

¿Cuál es su tratamiento?
La remoción del tumor primario, con extensión a los ganglios comprometidos, constituye el pilar fundamental del tratamiento. Asimismo, disminuir el riesgo de recurrencia ganglionar y metastásica. Para ello es clave la cirugía inicial, el tratamiento con iodo, más el posterior tratamiento supresor con levotiroxina.

El tratamiento adyuvante con iodo radioactivo juega un rol importante en determinados pacientes, facilitando su seguimiento. Esto debe ser personalizado de acuerdo al riesgo de recurrencia de la enfermedad. El seguimiento debe ser realizado con análisis de sangre, mediante la medición de tiroglobulina, ecografía del cuello y en determinados casos PET y/ o centellogramas.

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