Limítrofe. La Pastora del Sol

Limítrofe. La Pastora del Sol

“Limítrofe. La pastora del sol” cuenta el duro Vía Crucis de Gabriela Blas, sobreviviente de una enorme injusticia. Una mujer aymará nacida en 1983 signada por los prejuicios por su origen étnico, su cultura, su condición de madre soltera y su pobreza. La obra fue Seleccionada para ser parte del Festival Internacional FiArtes de Ecuador, y a sido parte del Festival Internacional de Teatro Santiago Off 2023 y cierre de temporada de Teatro Puerto en La Serena Chile. La obra integra el catálogo 2023-2024 del Instituto Nacional de Teatro que selecciona las mejores obras del país.

Funciones: Sábados 20hs
Teatro El Popular: Chile 2080 – CABA
Entradas $1.800 general y 1500 jubilados y estudiantes
IG:@limitrofe.laobra

Autor: Bosco Cayo
Pastora: Mariela Kantor
Carabinera: Graciana Urbani
Aymaras: María Pastur, Alejandra Lopez, Elizabeth Cancino
Abogado: Sergio Grimblat
Voz hombres:Patricio Contreras
Diseño de sonido: Pablo Duchovny
Diseño de Luces: Julio A López
Diseño de espacio y vestuario: Gustavo Acevedo
Dirección: Florencia Bendersky
Prensa: TEHAGOLAPRENSA

Es un texto del prestigioso e innovador dramaturgo chileno Bosco Cayo, también actor y director, fundador del colectivo “Compañía Iimitada”, que ha presentado obras tan valiosas como José desierto, La dama de los Andes, El Dylan, y Negra, la enfermera del general. Su obra Mutismo Selectivo es parte de teatro Bombón e integra el FIBA 2023. Cayo es un autor y director comprometido con problemáticas sociales y con temas relativos a los derechos humanos.

En una condensada versión libre, poética y sumamente emocionante, el argumento de “Limítrofe. La pastora del sol” remite a la tremenda historia de Gabriela Blas, una joven mujer aymará nacida en 1983 que, luego de ejercer otros oficios y de haber tenido una niña y un niño, se dedicaba a pastorear llamas en el altiplano chileno.

El 24 de julio de 2007, Gabriela sale a cumplir sus tareas llevando consigo a sus espaldas a su hijito Domingo, de poco más de 3 años, porque ese día no podía dejarlo al cuidado de su familia. Ella había abrigado a la criatura y preparado su colación: yogur, galletas, una mandarina. En ese entonces, Gabriela cuidaba 150 animales; en determinado momento descubre que le faltan 2 llamas. A la pastora le pagaban 3000 pesos por mes y cada llama valía 30.000 pesos. Cae la tarde y la joven se inquieta, arropa al niño, lo acomoda en un lugar a resguardo y le pide que no se mueva. Cuando regresa, Domingo ha desaparecido. Lo llama desesperada, lo busca en las cercanías. Vuelve al lugar, encuentra un rastro, lo sigue por 2 kilómetros hasta que lo pierde.

El largo calvario de Gabriela Blas ha comenzado: camina 15 kilómetros para pedir ayuda, hasta que cae en un retén de carabineros donde se la trata como una sospechosa.

Arbitrariamente, le dan tres años de prisión preventiva. Y empiezan a recaer sobre ella todos los prejuicios por su origen étnico y su cultura, por su condición de madre soltera, por su pobreza. Se la acusa de descuidar al niño, de ser culpable indirecta de asesinato. El cadáver de Domingo aparece casi dos años después sin signos de violencia: lo encuentra un pastor a 18 kilómetros del sitio de su desaparición. Gabriela pasa por dos procesos judiciales, apremios ilegales, acusaciones totalmente injustificadas, sin ser visitada por su familia (el padre de Domingo ya la había abandonado al quedar embarazada; la niña, Claudia, es dada en adopción sin consultar a la madre). Recién en 2018, Gabriela Blas recibe las disculpas del canciller Heraldo Muñoz, en representación del Estado de Chile porque la justicia “no había entendido su realidad ancestral” manteniéndola más de 10 años encarcelada y arrebatándole a su hija. A esa ceremonia asistió, en representación de la pastora, su abogada Emilia Maturana que declaró que para la víctima había sido importante la reunión privada que había tenido con la presidenta Michelle Bachelet, quien a su vez manifestó que “ninguna mujer, ni persona de este país, debería padecer injustamente como le sucedió a Gabriela Blas”.

Ésta es pues la historia que Bosco Cayo condensa y estiliza con alto lirismo, eligiendo poner los acentos sobre el personaje protagónico y creando en su torno un coro de mujeres solidarias y perseverantes hasta las últimas consecuencias.

genteba